martes, 29 de diciembre de 2015

Cuaderno de bitácora

Día 3
Otro día más, despierto,
el Sol parece que sigue saliendo
por el mismo horizonte
aunque ¿cómo estar segura?
Aquí, en mitad del mar,
no quedan puntos de referencia
y es tan infinito
que aún no he podido ver el propio mar.
A veces veo un horizonte de posibilidades,
otras me siento perdida sin forma de orientarme.
Pero el camino es amplio
por lo menos lo más amplio que había visto nunca.
Más amplio de lo que me atreví a imaginar planeando este viaje.
Así que yo sigo hacia delante
y aún no estoy segura de si lo que hago es volver atrás
Llevo como equipaje
una brújula perdida
que apunta a cualquier parte
salvo al Norte,
provisiones de sobra
o eso espero
y un mapa del mundo
que señala países y carreteras
y no sirve de nada
cuando, como yo,
no quieres llegar a un sitio concreto
sino perderte en mitad de ninguna parte
                          ****
Día 12
No se ve nada en el horizonte
salvo una ola tras otra.
De vez en cuando
me pregunto qué se supone que estoy haciendo
a dónde se supone que voy
y si no me estaré volviendo un poco loca...
Después recuerdo como estaba el mundo
la última vez que me interesé en saber algo de él
y decido que no tengo que preocuparme
siempre y cuando decida no preocuparme de mí misma.
                      ****
Día 23
Hoy el Sol ha decidido no salir
sólo hay nubes negras
y un comienzo de tormenta.
Mi barco parece una cáscara de nuez
y yo no se ni a donde agarrarme.
Aún así no tengo miedo de ahogarme
es lo que tiene tener el corazón teñido de azul
a fuerza de mirar siempre hacia el cielo
pensamientos verdes en la cabeza
y el pelo de un tono castaño
para no echar de menos la tierra...
Y con todo esto
a veces no funciona
y la sigo echando de menos.
                        ****
Día ...
Sigue siendo Jueves
igual que lo fue ayer y anteayer.
Hoy el Sol se ha perdido en el cielo
y amaneció en el lado equivocado,
el mar parece una balsa de aceite
y la vela de mi barco flota sobre el agua
Mi brújula estará señalando al fondo
enterrada en la arena
y mi mapa, empapado,
ha borrado los contornos de los continentes
y sólo enseña agua por todas partes
y ningún lugar a donde ir.
Hoy
por primera vez
no veo horizontes ni infinitos.
Por primera vez
puedo ver el mar.


domingo, 6 de diciembre de 2015

Icarus

Me despierto cuando el primer rayo de luz roza mis párpados y me desperezo sobre el banco del parque. Una mañana igual a muchas otras de las que he vivido desde hace miles de años...
Lo primero que hago al despertarme es mirar hacia el Sol Noto su luz y calor como si estuviera a centímetros, igual que cuando quemó mis alas de cera... Hace tanto tiempo y aún así lo recuerdo como si fuera ayer.
Mientras me desperezo noto una mirada clavada en la nuca, una mujer mayor que me observa entre preocupada y con lástima, mirando a un pobre hombre que vive en la calle.
Le doy la espalda y sigo mi camino, no sirve de nada tratar de explicarse. Ya lo intenté y no me creyeron, me tomaron por loco, intentaron encerrarme...Y yo huí. Igual que llevo haciendo toda mi larga vida, sólo fui realmente libre volando durante unos minutos y sigo buscando esa sensación. Ni siquiera soy capaz de estar dentro de un lugar donde no pueda sentir el Sol.
Salgo del parque a una ancha calle de una gran ciudad cualquiera, en cualquier lugar del mundo. Antes cada lugar era distinto, ahora todos se parecen. El mundo es un gran laberinto de Creta del que la gente quiere escapar sin saber a dónde, por eso construyen esos edificios tan altos.
Ellos también quieren llegar al Sol sólo que todavía no se han dado cuenta. Y yo, que hace mucho tiempo pensé que había logrado escapar sigo siendo un prisionero, sólo que ahora la jaula es más grande.
Camino por la calle y noto que atraigo miradas curiosas, mi pelo es del color del fuego desde que ardió y mi piel todavía tiene el brillo de la cera derretida que corrió por ella y de la que nunca pude deshacerme del todo.
Me pregunto si alguna de esas personas llegará a figurarse quién soy yo realmente... Y lo dudo mucho, ahora nadie recuerda las historias ni cree en los antiguos Dioses...
Pero a pesar de todo siguen creyendo en sus mentiras, siguen creyendo que caí y que fui derrotado ¡Pobres idiotas!
Claro que caí, y la caída fue dolorosa, pero Ellos, a pesar de ser dioses, no consiguieron que me arrepintiera.
No consiguieron doblegarme.
Porque sigo amando al Sol a pesar de que derritiera mis alas, porque ese calor prendió la luz en mi cuerpo y una llama en mi corazón e incluso ahora que Ellos han sido olvidados en su trono de nubes y tal vez ya ni existan esa llama sigue ardiendo.
Y por eso se que volveré a volar de nuevo.
Los mismos Dioses que intentaron cortarme las alas me despertaron realmente al caer... Es cierto que mi primer vuelo fue una estupidez, la imprudencia de un soñador, pero el segundo será un acto de rebeldía y una liberación por fin.
Será el desafío final y esta vez no podrán hacer nada. Porque ya ni siquiera necesitaré alas de cera, tengo el fuego dentro de mí y algún día podré elevarme como humo ardiente y flotar. Podré subir rozando esos rascacielos que ni siquiera consiguen acercarse al Sol y gritar y reírme desde lo alto de esta ciudad.
Tal vez así despierten y comprendan que ellos tampoco están atados a la tierra.
Sólo con saber que algún día llegará ese momento yo soy feliz.
Sonrío y comienzo a andar con más fuerza, siempre hacia el oeste. Siguiendo al Sol.

miércoles, 25 de noviembre de 2015

Volar

Y no se porqué
pero desde siempre el ser humano ha soñado con volar
aunque desde pequeños se empeñen en mantenernos atados a la tierra.
Y con el tiempo algunos olviden mirar al cielo. Al cielo y al suelo.
Olviden mirar más allá de sus narices.

Siempre ha soñado con volar pero cuando al fin lo consiguió olvidó despegar los pies del suelo y seguir su camino.
Estaba acostumbrado a vivir siguiendo sus líneas. Y allí no había nada.
Así que las creó.
Y es que hay gente que es capaz de inventar limites y caminos marcados hasta en el propio cielo.
Y esperan que los demás los acepten y decidan seguirlos.
Enseñan a marchar por ellos hasta que no se puede sentir la diferencia entre lo que debería ser volar y pisar el suelo.
Hasta que ya no se puede distinguir donde acaba el camino y donde empieza la libertad.
Y no parece que quede más que un camino, ancho como una vida, pero camino al fin y al cabo.
Y ya no sirva de nada soñar mirando al cielo porque sólo se es capaz de ver lineas
Rectas como las estelas de los aviones.
Ni pensar en salir del camino.
Sólo para ver como es no pisar suelo seguro.
Porque nadie a enseñado a tu cabeza cómo es eso de volar

Y tal vez haya llegado el momento
de intentar aprenderlo por nuestra cuenta.
De abandonar las alas de papel que pesan como plomo
seguir con los pies en la tierra.
Y volver a mirar al cielo.
Hasta que seamos capaces de soñar sin ver líneas marcadas.
Sin sentir miedo al vértigo.
Y volar por primera vez de verdad
Aunque los pies sigan tocando el suelo.


lunes, 21 de septiembre de 2015

Y un día... Pero ojalá que no

Y un día se marchitará hasta la última brizna de hierba
y ya no le importará a nadie.
Porque será primavera en el Corte Inglés todos los días del año
y habrá estampados de flores de sobra
eso si,
sólo para quien pueda pagarlos.

No importará.
Porque ya no se podrán mirar las flores
sin ver cuanto cuesta el ramo.
Ni hablar de una persona
sin nombrar cuentas ni datos,
el color de su cartera
ni a quién pisan sus zapatos.

Los paisajes serán fotos trucadas
hechas desde cualquier "smartphone".
Y los amigos un like en facebook
y un contacto en base de datos.

Se reconocerá la verdad
por la definición del diccionario.
Y los ideales de libertad
cogerán polvo en estanterías
como conceptos literarios.

Ya no habrá normas
ni nadie se atreverá a un desplante.
Las ciudades serán jaulas
sin necesidad de barrotes.
Todos seremos carceleros,
y la policía vestirá de traje.

Las puertas no prohibirán entrar
ya no dejarán salir.
Y no habrá aduanas ni fronteras
porque no quedará a dónde huir.





domingo, 20 de septiembre de 2015

El poder de las palabras

Y hoy, en este mundo gris y rígido,
donde no queda sitio para nada.
Las personas, sin otras opciones,
sobreviven en las palabras.
En esas cosas tan pequeñas que a veces
parece que ya no cuentan nada.
En frases dichas a gritos,
en verdades susurradas.
Prensadas entre páginas de libros,
atrapadas en un cuerpo
porque deberían haberse dicho
y no se dijeron a tiempo.
Y palabras que no se callan
y se escurren entre los dedos.

Con tanta palabra ya dicha
ya no queda nada nuevo.
El aire se siente pesado,
se encharca el mundo y el tiempo.
Las palabras gotean como agua
se infiltran en el subsuelo,
en el corazón de las personas
para volver a contarse de nuevo.
Cada palabra pronunciada
forma su propio cuento
que cuenta el mundo a sus anchas
y sueña sus propios sueños.
Y dentro de un sólo mundo
hay millones de cuentos
contando su propia versión,
escribiéndose mientras viviendo.
Y, con más tiempo y palabras,
llegara el día que espero
El mundo no podrá ser real,
habrá menos verdad que sueños.
Y quedará una página llena
de cosas que ya se dijeron
y la vida no será ya vida
Solo será un cuento eterno.

La gente ya no vivirá el día
sino sus miles de anhelos.
Y habrá un millón de mundos
que cabrán en un mundo entero
con un lugar para todos
los que un día lo escribieron
en un mundo de páginas llenas
con la Historia de los tiempos.

Y siempre quedará tiempo para contar
la última página de ese cuento
o para darle la vuelta a la historia
ya en el último momento.
Poner el mundo del revés,
borrar la memoria hasta los huesos.
Renunciar al guión marcado
sin dejar que nos cuenten cuentos.
Y tener un mundo de página en blanco
limpio y puro de nuevo,
una hoja sin estrenar sobre la mesa
que espera un nuevo comienzo.
Y, si aún nos quedan fuerzas,
empezar a contar de nuevo.

jueves, 3 de septiembre de 2015

Nana a la Luna

Es una noche cualquiera 
y yo estoy despierta 
sentada a mi mesa
con la ventana abierta.

Ya tengo mis armas,
hoja y tinta fresca,
y quiero cazar palabras 
en la noche negra. 

Pero las palabras huyen 
y nunca se acercan.
Me esquivan dejando
mi hoja desierta.

Miro hacia el cielo 
el viento me despeina 
y la noche llora
sus lágrimas negras.

Las estrellas huyen 
aunque siempre regresan 
(la pluma gotea tinta
espesa como la brea)

¡Ya no quiero cazar palabras!
se burlan y me desprecian
Colgada del cielo brilla
una gran luna llena.

Vigila la noche
con mirada atenta
mientras teje sueños
con alas de seda.

Ella nunca duerme
por eso no sueña
Ni tiene deseos 
porque siempre los presta

Duerme, luna llena
no tengas vergüenza
(sobre mi hoja vacía 
brilla la tinta fresca)

Lunita que mengua,
duerme, hasta que amanezca
(mi frasco ya está vacío 
Pero las palabras vuelan)

Yo te prestaré mis sueños
y mis palabras sueltas
(La Luna me mira y sonríe,
sonríe y bosteza)

La noche se apaga 
y yo quedo despierta.
No tengo palabras 
ni necesitó de ellas.

Con pluma de plata
sobre mi hoja negra
escribe sus sueños 
una Luna nueva.

domingo, 23 de agosto de 2015

Lobo

Aquel lobo seguía aullando
aunque sabía que ya no quedaba nadie que pudiera escucharle.
Porque de los bosques sólo quedaban tocones de árboles talados,
su manada había abandonado hacía tiempo
y había perdido incluso a su querida Luna
entre nubes con olor de contaminación.
Así que ahora aullaba a la ciudad,
a fin de cuentas era más brillante que su antigua Luna...

martes, 18 de agosto de 2015

Paradojas

Ella era científica
pero, a pesar de todo, aprendió a escribir poesía
cuando comprendió que es hermoso
perseguir paradojas en el Universo y reducirlas a números y fórmulas.
Pero que es todavía más hermoso
atraerlas con cebos de palabras
y atraparlas en tu cárcel,
aunque nunca llegues a escribirlas del todo
y, mucho menos, a entenderlas.

miércoles, 29 de julio de 2015

Vive en Tecnicolor

Vive la vida a todo color
porque es un absurdo
vivir una vida en blanco y negro
cuando, dentro de tu mente
puedes guardar
las siete notas del pentagrama,
toda palabra que exista en un libro.
Cada tono de color del mundo.


sábado, 25 de julio de 2015

El Rey encarcelado

Despierto cuando las primeras luces del amanecer se filtran por el cristal sucio y empolvado del techo y tengo que reunir el escaso coraje que me queda para abrir los ojos sabiendo lo que me voy a encontrar.
Una estrecha celda en penumbra, barrotes, paredes grises y sucias y un suelo duro y frío. Miro a mi alrededor y noto como se apodera de mí la desesperación mientras la sensación de libertad de mis sueños se diluye lentamente. Quiero tumbarme a dormir de nuevo, quiero dormir toda la vida para olvidar donde estoy y sentirme libre otra vez.
Calculo que será la misma hora de todas las mañanas, la rutina todos los días repetida al milímetro, sin la mínima variación: una comida al mediodía, las luces de apagarán después del anochecer...
Oigo ruidos de otros despertares a mi alrededor, de presos que ni siquiera he visto pero que nunca he visto pero que son casi mi única compañía: gritos, gemidos de desesperanza...
Ni siquiera se cómo de grande es este lugar pero mi mente lo imagina infinito, inexpugnable. Horrible.
Desde que llegué aquí he salido al exterior en contadas ocasiones, chequeos rutinarios...parece que no les interesa que me apague demasiado pronto, que no me dejarán morir...no sé si eso me consuela...
A pesar de eso atesoro cada salida como lo más valioso que tengo. Sentir la luz del sol aunque sea un corto tiempo y el aire correr sobre mi piel...aunque incluso el aire sea distinto de como lo recuerdo allí, incluso el Sol parece alumbrar menos.
Recuerdo por un instante. Lo tenía todo, me lo había ganado y jamás pensé que podría perderlo. Era el Rey de mi propio reino y nadie habría osado jamás desafiarme, no había perdido una pelea en toda mi vida y mis fuertes músculos y mis cicatrices eran prueba de ello...
Y entonces lo perdí todo, acabé aquí...no lo ví venir ni tuve oportunidades de defenderme.
Me encerraron tras estos barrotes y al principio luché a la desesperada, ataqué contra ellos con toda mi fuerza...
Aunque claro, eso fue antes de conocer el dolor y el miedo...ahora mis músculos son lacios y débiles y yo ya no soy ni una sombra de lo que fui en el pasado...
Miro hacia el poco cielo que se entrevé entre el cristal sucio y mientras el coro de sollozos y gemidos crece a mi alrededor me hago de nuevo la misma pregunta
"¿Cuál fue mi delito?"
Ni siquiera ahora lo se, no hubo nadie que me leyera mis derechos inexistentes ni un tribunal que juzgara una falta invisible...
Aquí nadie conoce sus delitos. Es posible que ni siquiera existan o que fueran algo inevitable. Nuestra propia naturaleza.
Pretenden hacernos seguir unas leyes que no son nuestras. Ni conocemos ni podemos entender...Se atreven a acusarnos de amorales y tal vez tengan razón. Pero yo, con el tiempo, comprendo la Justicia. Y se que esto no es justo.
No lo es.
Me levanto y doy unos pocos pasos, suelo de tierra y unos cuantos matorrales dispersos aquí y allá. Esa vista me enfurece de pronto "¿Es que acaso me toman por idiota?" rujo al aire ¿creen que esos matorrales pueden sustituir la sensación de mi antigua tierra, la hierba infinita en todas direcciones? ¿Que la carne tibia de cada mediodía tiene comparación con la sensación de devorar una presa, todavía caliente?
Un viento helado penetra en mi celda y me hace temblar. Ni siquiera mi melena, antes espesa y mullida, puede protegerme de ese viento extraño y frío. Me levanto de nuevo y rujo contra ese viento "¿Por qué esta condena? ¿Cuál es mi delito?" pero el viento, que es libre, decide seguir su camino sin contestarme.
 Unos babuinos me hacen muecas de burla protegidos detrás de su foso y noto que el rugido se transforma en un gruñido de rabia.
Malditos humanos.
Me llaman Rey de la Selva pero pretenden que les sirva de bufón...
Yo. Que aún encarcelado soy más libre de lo que ellos nunca llegarán a ser. Son ellos los que deberían de estar detrás de los barrotes, los que creen que la tierra puede comprarse, venderse y dividirse con líneas sobre un papel. Los que crean sus estúpidas leyes y pretenden que hasta la Madre Naturaleza se amolde a ellas. Quieren poseer la Tierra expulsándolos a todos nosotros de ella. Ser sus dueños aunque haga falta matarla para ello.
Pero yo no me doblegaré. Todavía me queda mi orgullo, por ahora...
Me recuesto sobre mis zarpas e intento recordar. La sensación de la tierra bajo mis patas, el viento sobre mi piel...
Me dará fuerzas para aguantar esto un día más.
O por lo menos eso espero...

miércoles, 22 de julio de 2015

Dragón


(Más) microcuentos

-En tus sueños- se burlaron
y ella les hizo caso.
Una mañana ignoró el amanecer,
dio media vuelta en su cama
y siguió durmiendo.
               ***
Creía que estaba cuerda
en medio de la locura.
Pero una tarde se rompió
la cuerda de su cordura
y ella sola se perdió
en medio de la locura.
                ***
Y un día se marchitará hasta la última brizna de hierba
y ya no le importará a nadie
porque será primavera en el Corte Inglés 365 días al año.
y habrá estampados de flores de sobra.
Eso sí, sólo para quien pueda pagarlos...

martes, 14 de julio de 2015

Pensamientos

Y es que hay veces
en las que los pensamientos son
como pájaros con vértigo
que cierran las alas por miedo a caer,
como mariposas con alas de polvo
encogidas en sus capullos
y sin ganas de volar.
Son el silencio que se esconde
entre los puntos suspensivos
y los convierte en finales al final.
Pero, a pesar de todo,
la esperanza sigue ardiendo
con su llama verde
y humea entre los rescoldos.
Y, por muy extraño que parezca,
nunca se apagará
del todo.


miércoles, 1 de julio de 2015

Podrán cortar todas las flores...

Esto va dedicada a la preciosa Ley Mordaza del Gobierno. Porque por lo menos escribir poesía sigue siendo legal...o por lo menos eso creo

Hace ya casi cuatro años
intentaron cortarnos las alas.
Ahora pretenden callarnos
con decretos y amenazas
Creen que se puede comprar el silencio
Que la paz se vende tan barata
que podrán cerrar nuestras bocas
y ponernos un candado en el alma.
Pero contra nudos y mordazas
se responde con guerra.
No nos impedirán gritar
si las palabras nos pesan,
y, cuando nos corten las alas,
volaremos sin ellas.
Ellos compran su silencio
con grilletes y condenas
Pero,sobre su denso silencio,
nuestros gritos resuenan.
Porque estamos en las calles
y todas las plazas son nuestras,
quisieron hacernos perder
 perdimos miedo y cadenas.
Porque "Podrán cortar todas las flores
pero nunca acabar con la primavera"
Y los que intenten negar esto
no saben a lo que se enfrentan...



*La frase "Podrán cortar todas las flores pero no terminarán con la primavera" es del poeta chileno Pablo Neruda.

sábado, 20 de junio de 2015

Carta para los que olvidaron perseguir imposibles

Y, es que, aunque en estos tiempos
pueda parecer una ironía.
Un sinsentido sin argumento...
Creo en la victoria al final de todos los fracasos,
en la esperanza al final del túnel.
En las palabras como arma blanca
y en los sueños como medio.
Y estoy decidida - y se que es una locura-
a actuar en consecuencia.
A perseguir cada imposible hasta el abismo
aunque no sea más que cantos de sirena.
Y aunque eso suene a capricho de imprudente
-Y que me llame loca el que lo crea-
Que susurre a mi paso entre sus dientes
y que siga con la vida a su manera.
Porque es que ¿acaso tiene sentido
vivir la vida y no perder la cabeza?
Será una vida escrita para mí
y vivida a mi manera.
Lo único que puedo decir
es que valdrá la pena

jueves, 18 de junio de 2015

Gira, mundo, gira


No deja de sorprenderme que aún no se haya parado.
Que, cargado con tanta basura, el mundo pueda seguir girando.

Que cada día amanezca esta gris niebla.
Un amanecer perenne y atrasado
contra el horizonte de cadenas, cristales sucios
de esqueletos de edificios destrozados.
Aquí, donde ya sólo crece la desesperanza
que prende, pérdida entre el polvo.
Tierra estéril recubierta de asfalto.
Tocones de árboles talados
que ya agonizan en el lodo.


Y es que para (sobre)vivir aquí es necesario nacer sordo
e irse quedando ciego con el tiempo.
Hasta no ser más que un autómata,
que se arrastra y se esconde en el subsuelo.
No ser más que una sombra rota
del ser que fuiste hace tiempo,
que no tiene patria ni honra
ni sitio donde caerse muerto.
Porque aquí ya no hay sitio para nadie
aunque todo esté vacío y en silencio.
Un mundo desahuciado para la vida
del que ganan lucro los cerdos.

Desde ese mundo, borrado de los mapas
que sepas que te recuerdo

Aquí donde las noches son frías,
las estrellas entre el humo se perdieron.
Y la luna es un pedazo de aluminio
que pende atravesado en el cielo.
Los días huelen a queroseno
y las calles a alquitrán fresco.
Las injusticias son pan de cada día
ya que el pan anda escaso en estos tiempos.


Y yo mientras tanto escribo
sólo para mantenerme cuerdo.
Aunque sé que la cordura
es muy relativa en este momento.
Porque cuanto más cuerdo me noto,
más loco yo me siento.
La cuerda de la locura
se tensa y yo me pierdo.
No sobreviviré a este mundo.
Yo quiero empezar de cero.


Ahora que ya no quedan salidas
recuerdo nuestros viejos sueños.
Y a ti, que escapaste a tiempo.


Y quiero que vuelvas ahora.
Nos queda nuestro último intento,
para hacer que todi salte por los aires
e intentar cambiar el mundo de nuevo.
Te esperaré aquí, donde siempre,
aunque ya no queden barricadas
los silencios sean paredes frías
que hielen los gritos en las gargantas.


Ellos escucharán nuestra voz a gritos,
cargados de una justa rabia.
Volveremos del revés su dulce sueño
y deberán tragarse nuestras palabras.
Y sé que seremos sólo dos
pero menos sería nada.
Entonces tendrán que oírnos
y el mundo arderá en llamas
hasta que sólo queden los restos.


Seremos todos contra unos pocos
y este es nuestro momento.
Pero de las llamas quedarán cenizas
Y con el tiempo caeremos...


La nuestra será una justa locura
teniendo en cuenta estos tiempos.
Será una derrota preciosa
de las que hace mucho no se vieron.
Y sé que se escandalizarán,
se hablará a gritos de ello.
Se tergiversaban verdades,
gritarán palabras
y hablará el silencio.
El mundo entero contendrá el aliento...

Y volverá a girar de nuevo

Pero sin nosotros dentro

Tal vez, para entonces
Tú y yo seremos
un poco más libres
y algo más cuerdos

viernes, 29 de mayo de 2015

El palacio de polvo

Él era quizás el hombre más rico del mundo, a pesar de que vivía en un castillo arruinado y cubierto de polvo.
Desde que el hombre más anciano del pueblo podía recordarél siempre había estado allí, viviendo encerrado en aquel inmenso castillo de la colina como en un mundo aparte.
Solo que antes el castillo se extendía como una montaña dorada por toda la colina, las torres eran tan altas que sus grandes agujas de oro se perdían en la panza de las nubes y las piedras usadas para hacer los torreones resplandecían incluso en el día más nublado. Los jardines del palacio estaban llenos de flores traídas de todo el mundo y cuando soplaba viento del Este sus aromas llegaban hasta el pueblo, aquel pobre pueblo de pescadores.
Probablemente fueran ese olor lo que hizo que un niño, una vez, entrara en el palacio, escalando el gran muro de piedra coronado con picas doradas. Por aquel entonces el palacio lucía en todo su explendor y el niño se perdió en los hermosos jardines admirando las extrañas flores.
Sería un jovencito de no más de siete años y pobre como casi todo el mundo en aquel pueblecito, vestía con ropa demasiado grande y llena de remiendos y estaba tan delgado que un viento fuerte podría haberle lanzado por el aire.
Anduvo hasta llegar hasta la pared del palacio y entonces fue cuando miró por una ventana entreabierta, lo que vio le dejó totalmente atónito, nunca había visto nada tan lujoso y menos en una misma habitación.
Así que entró.
Entonces se quedó allí, sin saber qué hacer, admirando todo aquello, a pesar de todo ni se le pasó por la cabeza intentar robar nada, simplemente continuó allí de pie...
Y allí le encontró el hombre cuando entró por casualidad, su primera reacción fue de sorpresa ya que nunca había visto nada tan sucio y ridículo, lo segundo fue un ataque de odio que hizo que su guardia expulsara al crío al grito de ladrón despues de arrastrarlo por los brillantes suelos del palacio. Despues de eso el hombre murmuró para sí que tendría que construir una muralla todavía más alta y pasó el resto de la tarde recorriendo las habitaciones del palacio, mirando todas sus riquezas sin verlas y prometiéndose a sí mismo que nadie de aquel ridículo pueblo pondría sus manos sobre aquel tesoro. Despues se fue a dormir y durmió extrañamente durante dos días de un tirón...
Cuando despertó un dolor horrible impidió que pudiera levantarse de la cama. Llamó a los mejores médicos pero nadie supo darle una respuesta y los días pasaban hasta que un hombre venido de muy lejos le diagnosticó que ese dolor se debía a una rotura en el corazón que, harto de soportar tantas injusticias, se había partido por la mitad...
A pesar de que el médico intentó todos sus remedios no pudo encontrar nada que pudiera curar un corazón roto asi que el hombre continuó como antes, casi no podía moverse y pasaba la mayor parte del día en su cama, no era capaz de tragar ningún alimento y se volvió delgado como un esqueleto pero no murió, porque las personas sin corazón no pueden morir.
Con el tiempo toda su guardia y su ejército de lacayos le abandonaron, hartos de sus quejas y mal genio y, cuando el último de ellos cruzó la puerta, el hombre cerró con llave la puerta de su habitación y se tumbó en la cama para no volver a salir.
El palacio se derrumbó a su alrededor, los jardines se secaron y la piedra sucia dejó de brillar, las riquezas se cubrieron de polvo y él continuó allí tumbado, bajo las sábanas apolilladas, viendo desaparecer lo único que le había importado en su vida.
Ahora le daba igual, a fin de cuentas, ya no tenía corazón...

martes, 19 de mayo de 2015

Nueva idea

A partir de ahora todas las fotografías que cuelgue acompañando a las historias serán ilustraciones hechas por mí.
¡Espero que os gusten!

lunes, 18 de mayo de 2015

Más allá del cristal


Dio otra vuelta entre las blancas sábanas, intentando encontrar una mejor posición en el colchón pero demasiados pensamientos incómodos aguijonearon su conciencia, impidiéndole dormir.
Se levantó y se acercó a la estrecha ventana. La abrió apenas unos centímetros, lo máximo que sabía que podría hacer ceder los goznes, y una ligera brizna de aire se coló por la hendidura, refrescando su piel ardiente. Miró a través del cristal hacia las luces del exterior y la acera lejana desde su décimo piso.
Y entonces la vio.
Apenas una silueta delineada entre las sombras de la noche. Llevaba puesto un suave vestido que flotaba a su alrededor con la fría brisa, pero ella parecía inmune al frío... Su pelo, de un extraño color cobrizo, caía en una cascada de bucles por su espalda, como si de una segunda piel se tratara.
Él notó que el aire, antes refrescante, le quemaba súbitamente la garganta y gruesas gotas de sudor resbalaron por su espalda.
Se acercó todavía más a la ventana a pesar del calor y empujó el cristal, casi con desesperación... Necesitaba estar cerca de ella con una intensidad que casi le asustaba, exactamente igual que las otras veces. No recordaba exactamente cuándo era la última vez que la había visto antes de que ellos les apartaran...pero hasta ese momento había pensado que no volvería a verla.
Pero tal como lo suponía el cristal no cedió ni un milímetro. Se dejó caer rendido contra la ventana mientras recordaba todas las veces que había intentado escapar de allí y el frío del vidrio refrescó su piel, haciendo que volviera la poca lucidez que le quedaba y provocándole un escalofrío por el frescor o por un extraño miedo.
Se dio la vuelta como hipnotizado y miró con desesperación hacia esa ventana que se había convertido en su cárcel. Sin pensar en nada arrastró su cama con fuerzas desconocidas hasta ponerla delante de la puerta, no pensaba permitir que ellos interrumpieran ese momento.

Esta vez no...

Cogió una silla y arremetió contra el cristal con las fuerzas de su rabia, el cristal comenzó a ceder y se formaron pequeñas grietas, extendiéndose como telarañas.
Entonces la vio.
Frente a frente, su largo pelo flotaba a su alrededor como una aureola, tenía los ojos azules como piedras preciosas y le miraba con una media sonrisa, llamándole sin tan siquiera hacer un gesto. Una pequeña porción de su cerebro, la única que conservaba algo de lógica fue consciente de que la joven se encontraba flotando en el aire a varios metros de altura, pero él la ignoró.
Un golpe más...y el cristal saltó por los aires.
Ahora la tenía allí, a apenas unos pasos, tan perfecta que ni siquiera podía ser real...
Pero no le importó.
Sacó medio cuerpo a través del cristal roto, tambaleándose al borde del abismo y enredó sus dedos en el pelo de ella, tan suave como la seda, acarició su piel y se sorprendió al encontrarla fría como el hielo, tan fría que pareció quemar sus manos.

Seguía estando demasiado lejos y sin pensar un segundo subió a la ventana, apoyando los pies sobre el marco y clavándose las esquirlas de cristal, aunque ni siquiera llegó a sentir el dolor cuando vio su sonrisa.
Sus labios se fundieron en un beso y el no pudo dejar de acariciar aquella piel suave pero tan fría, sintió como los brazos de ella se enlazaban con fuerza en su espalda mientras en sus pies se clavaban esquirlas de cristal frío pero casi ni le importó. Si se apartaba de ella un solo instante sentía que la sed le abrasaría.
Sus labios se separaron y sintió que ella se alejaba, solo pudo retener sus manos un segundo y sintió el dolor en sus ojos.
No soportaba que ella estuviera triste.
Saltó.
Sus pies dejaron de tocar la seguridad de su habitación para no tocar nada en absoluto, suspendido en el abismo y sostenido por sus brazos.
Se fundieron como si no hubiera diferencia entre sus cuerpos, totalmente entrelazados.
Él, en mitad de aquel placer, notó algo extraño, el pelo de ella ya no parecía suave entre sus dedos sino áspero como lija y cuando abrió los ojos los suyos le devolvieron otra mirada, esos labios perfectos encogidos en una mueca.
Él la reconoció porque ya la había visto antes, muchas veces...y también recordó porqué estaba allí. En un último segundo lo comprendió todo y por primera vez tuvo miedo, pero ya no había marcha atrás.
Ella se lo quitó de encima con una risotada seca, apartándolo de su cuerpo y sujetando solo sus manos con las de ella, con fuerza sobre el abismo y sonriendo mientras él la miraba, suplicante.
Entonces con una mirada burlona le soltó y él ya no pudo oír nada más que su risotada seca mientras caía...

***

Oyeron los ruidos y después los gritos pero no consiguieron echar la puerta abajo hasta casi una hora más tarde, en ese momento ya sabían lo que se iban a encontrar pero no pudieron evitar horrorizarse.
Voces asustadas que venían del pasillo y otras más calmadas que intentaban mantener la profesionalidad.
Cuando echaron la puerta abajo las voces enmudecieron de pronto. Entraron en la habitación tres hombres con batas de medico.
"Pero ¿Cómo es posible? Parecía que estaba casi recuperado..." el más joven miró a su alrededor con los ojos desorbitados: la ventana rota, los cristales manchados de sangre, los primeros rayos de un amanecer gris sucio que alumbraban un cuerpo caído diez pisos más abajo, como una marioneta rota...
Otro de los hombres con batas, más mayor, miró al anterior con una triste sonrisa "una recaída...ya no hay nada que se pueda hacer...
La locura le  ha vencido.

viernes, 1 de mayo de 2015

Si se callara el ruido


 
Tal vez, si se callara el ruido
veríamos más allá de las palabras.
De frases tantas veces dichas
que  no significan ya nada.

Por encima del miedo que nos imponen,
de las fronteras y las murallas.
Poder ver más allá de ese muro
de las barreras que nos separan.

Porque en un Madrid gris de tedio,
de calles frías de escarcha.
Miradas de autómatas fijos.
Hay una llama que no se apaga.

Queda aún un rescoldo del fuego
y no ganarán mientras arda

Mientras quede resistencia,
una luz en cada casa.

Niños gritando en la calle
Y un clavel crezca en la plaza

Y ahora que estamos despiertos
debemos ponernos en marcha
Porque aunque el camino sea largo,
aunque no se vea donde acaba.
Aun queda un sueño posible
que aguarda con esperanza

Tal vez
cuando se calle el ruido
Pero
¿Y si no se escucha ya nada?

 
 
 

domingo, 26 de abril de 2015

Microcuentos


Alguien me dijo alguna vez que tengo la cabeza llena de pájaros ¡Cómo si yo no me hubiera dado cuenta ya!
Y es que sería imposible no darse cuenta. A veces arman un estruendo increíble, alborotan todo y ponen patas arriba mis pensamientos y recuerdos, pían a altas horas de la madrugada y son un verdadero estorbo.
Cuando esto sucede debo calmarlos alimentándolos con alguna locura o imprudencia, una palabra fuera de tono o un pensamiento fantasioso.
Sé que tengo pájaros en la cabeza pero la verdad es que no me preocupa, son bonitos y me hacen compañía en las horas bajas. Así que cuando alguien me dice eso le respondo con una mirada de lástima ¡Debe ser tan triste tener la cabeza vacía!
Así que yo cuido y mimo a mis pájaros y de vez en cuando los dejo salir para que estiren las alas. A veces tengo miedo de que se vayan y no regresen pero sé que esto debe ser así.
Porque los pájaros en mi cabeza tampoco quieren jaulas y deben ser libres para volar.


 
 
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Hace mucho tiempo los pingüinos fueron pájaros con alas de vivos colores que volaban en el cielo de la Antártida. Pero un día el frío viento del sur les robó sus alas para hacerse un abrigo de plumas y ahora visten luto por su libertad perdida.
 
 
 

martes, 21 de abril de 2015

La niña de la Luna


Hace ya demasiado tiempo, cuando la Luna iba viajando por el cielo, dio un pequeño traspiés en su viaje.
Yo llevaba viviendo en esa Luna una vida placentera y tranquila desde antes de que el mundo fuera mundo siquiera y aquello provocó el primer tropiezo de mi larga vida, con ese tropiezo di un paso en falso y caí hacia la Tierra.
En mi caída el fuerte viento tiró de mi gruesa capa de estrellas hasta arrancármela y su frío secó mis alas de pluma y me redujo a un pequeño ser encogido y aterido. Mi caída en aquel suelo fue tan dura que no pude evitar echarme a llorar, un mal comienzo para aquella nueva vida.
Viví mis primeros años sin darme ni cuenta, ofendida y ofuscada por tener que pasarlos en aquel mundo frío, gris y triste.
En un mundo sin primaveras. Incluso ahora he vivido aquí diecinueve  inviernos, unos dieciocho veranos pero ni una sola primavera. El invierno congela las flores en sus capullos y el verano las achicharra sin piedad antes de que hayan tenido tiempo de brotar como es debido. Es tan triste...
Ese tiempo fue el más difícil. Sentía vergüenza de tener que vivir así, con lo que yo había sido, sentía añoranza de mi casa y sentía todavía más vergüenza de ser capaz de sentir...Así que, antes de que ese mundo me cambiara  decidí cerrar los ojos a él. Mantuve abiertos los ojos de la cabeza pero cerré totalmente los del alma que son los realmente importantes y viví en un mundo de ensoñaciones de lo que había perdido para protegerme de este otro mundo. Demasiado extraño. Sucio. Donde nadie puede volar salvo los pájaros y  todos deben vivir arrastrándose para sobrevivir, luchando cada paso y cada aliento.
Pero a pesar de todo, en mi cabeza y con el tiempo comenzaron a arraigar semillas y a crecer y dar sus frutos: deseos, sueños... cosas que yo no había conocido nunca antes y que me habrían parecido estúpidas. Así yo también tuve que crecer para dar cabida a  aquellas malas hierbas ¡Qué deshonra! Tener que crecer... ¡Yo, que llevaba siendo niña durante siglos!
Por esto hace (demasiado) poco tiempo, cuando ya fui casi adulta y demasiado mayor para esas niñerías tuve que dar por terminada mi rabieta y abrir con cautela uno de los ojos del alma. Lo que vi me dejó tan sorprendida que desperté de golpe y porrazo a esta realidad y ahora llevo esos ojos siempre abiertos, incluso cuando los otros descansan.
Ahora vivo en este mundo mientras la Luna vaga oculta. Observo todo y trato de comprender. También sigo soñando pero con los ojos abiertos porque es la única forma de no perder el Norte y trato de mantenerlo en secreto porque aquí no está bien visto soñar despierta.
Durante el día vivo, intento aprender y, cuando siento demasiada nostalgia, fabrico alguna primavera fugaz. Que nunca llega a crearse del todo y se marchita antes de florecer, pero deja un suave olor en mi piel.
Pero por las noches, cuando la Luna está muy alta en el cielo y me sirve de guía, cierro los ojos para concentrarme mejor y abro de par en par los del alma. Allí fabrico unas alas nuevas en sustitución de las que perdí y a falta de otro material las hago de sueños.
De sueños que paso a palabras y escribo en papel para hacerlos más fuertes, de imágenes grabadas a fuego en mi retina que pinto sobre ellos con lo poco que tengo a mano. Sé que son alas endebles pero, a falta de nada más las recubro con vivencias y sorpresas a modo de pegamento y con el tiempo se hacen cada vez más grandes. Sé que algún día cubrirán toda la tierra y entonces podré regresar.
A veces hago algún intento. Visto mis alas, me asomo a la ventana y echo a volar. Vuelo recto de cara a la Luna mientras la ciudad desaparece ahí abajo y me pierdo entre mares de nubes o me desespero con la calma chicha del viento del sueño.
Pero la Luna siempre sigue su camino antes de que yo pueda alcanzarla y entonces, perdida y sin rumbo, acabo encallando en las rocas de un mar de estrellas y aparezco como un náufrago en la mañana a orillas de una playa de sueños, de vuelta en la tierra.
Pero la verdad es que, en el fondo ahora ya no me importa igual que antes. Ahora que he aprendido a hablar con las mismas palabras que ellos y que para mí han empezado a tener sentido otras como nostalgia o soledad. Ahora que, en el fondo, soy tan humana que ya me da igual admitirlo porque no encuentro nada malo en ello.
Ahora algunas noches cojo mis alas y, en vez de elevarme, vuelo en vuelo rasante sobre los tejados y espió los sueños de las personas desde sus ventanas entreabiertas, me empiezo a dar cuenta de que ellos me importan.
Ahora que a veces fabrico primaveras por encargo y, gracias a eso puedo ver que hay gente que echa de menos la Luna tanto como yo, aunque nunca hayan estado allí.
Tal vez por eso y porque también he aprendido el significado de la palabra egoísmo (y no es uno que me guste) he decidido quedarme pero sin abandonar ni rendirme jamás.
He descubierto que las flores de la primavera prenden bien entre el cemento, en cualquier esquina donde haya algo de tierra e incluso en el alma y en la cabeza de las personas que lo permiten.
Porque ahora todas las noches hago vuelo rasante sobre los tejados y he aprendido a nombrar a la Luna en este idioma (ellos la pronuncian algo así como Libertad) y a llamarla entre susurros. Porque si yo me entrego a ella de esta forma sé que no me hará falta buscarla, que algún día me devolverá el favor y vendrá a mí. A nosotros.
Porque sé que este es el camino más difícil pero también el más justo. Sé que estoy luchando por un imposible, contra viento y marea y que eso será todo lo que podré hacer mientras viva aquí. Vivir una vida dura en un mundo gris pero lleno de luces, una vida que valdrá la pena...como la viven todos los humanos ¿Por qué será que ya no puedo sentir vergüenza de ello?

 
 

domingo, 19 de abril de 2015

Solo un cuento más


Y ahora sé que ha llegado el final.
Y tal vez sea mejor así, mejor no tener que contar nada de esto porque sé que nadie creería ni una palabra...y tampoco es que les culpe...
Siento que la sangre resbala por mi pierna y mi visión se vuelve borrosa, me dejo escurrir hasta el suelo antes de que mis piernas dejen de sostenerme y, como siempre desde hace un tiempo las dudas vuelven a acosarme, cada vez más acuciantes conforme todo se va volviendo cada vez más extraño...no van a dejar en paz ni el último segundo de mi existencia.
Para escapar de ellas comienzo a recordar, dos años antes...una vida totalmente normal antes de que todo se volviera del revés.
Ahora que lo pienso con frialdad puedo darme cuenta de cuando las cosas comenzaron a cambiar...cansancio, fiebre...y después comenzaron los problemas, cosas...coincidencias, pequeñas "casualidades" demasiado extrañas como para ser casualidad como si alguien estuviera enredando los hilos del destino...y yo acabé totalmente atrapada en ellos...yo...que había vivido una vida totalmente normal hasta hace unos años, una vida que ahora que la recuerdo ni siquiera parece de verdad...realmente ni siquiera puede serlo, no puede ser real...
Después comencé a notar el cansancio, y algo más...era como si no pudiera elegir mis propias acciones, como si una especie de pereza decidiera por mi...al principio me reprendí a mí misma "estás paranoica, no es nada"...es extraño lo fácil que es cerrar los ojos a lo que no quieres ver...
Hace ya tiempo que acepté que no podría escapar de esto, que todo iba a terminar así. Cuanto más fuerzas ponía en dejar atrás mí destino, más implacable era aquella sensación, las cuerdas que me ataban. Más claro era que yo ya no podía elegir mi vida...que alguien decidía por mí.
Cuando vi que el peligro se acercaba hice un último intento y quise huir de la ciudad...ni siquiera llegué a salir por la puerta, a mover ni un solo músculo... la idea de escapar estaba ahí, pero no podía hacer nada para llevarla a cabo...aquello fue de alguna manera mucho más aterrador que saber que iba a morir...me quedé allí sentada, queriendo llorar, queriendo gritar...sin poder hacer nada de eso.
Casi al mismo tiempo empezaron los sueños, tan nítidos, tan claros...veía a una chica joven de unos veinte años, sentada delante de un ordenador...siempre despertaba antes de poder ver lo que estaba haciendo...
Se que ese sueño es algo más ¡Es algo más! y también se que esa es una de las dudas que me llevaré a la muerte...aquí...totalmente empapada por la lluvia, tirada en el suelo húmedo y frío de un bosque pienso que no me importaría morir si por lo menos pudiera encontrar respuestas...no me importa morir...no puede importarme después de la certeza que me lleva torturando durante días...todo da igual porque ¡Nada de esto es real! Ni estos últimos años imposibles ni tampoco el resto de mi monótona y normal vida...y eso me aterra mucho más que el saber que voy a morir, la certeza de que realmente nunca he vivido, de que no soy nada...                                                         
Otra pregunta imposible más... ¿Qué pasará con mi mundo? Tal vez esto exista solo en mi cabeza, se desvanecerá en la nada ¿Qué es un mundo cuándo pierde su sentido?
Noto que pierdo el sentido y mi vista se nubla...un último pensamiento flota en mi cabeza...sé que esto es la muerte.
                                                                          
*** **** ****

La línea del cursor parpadea en una pantalla del ordenador... un documento de Word abierto y lleno de palabras, la última frase "muerta sobre el frío suelo"...
Tal vez un poco ominoso de más, piensa ella sentada frente al ordenador...aunque teniendo en cuenta las últimas páginas, la chica muerta en un bosque...le parece un final apropiado. Suspira levemente mientras se levanta.
No pensó que fuera a tardar tan poco en terminar la novela...y mira que odia matar a sus personajes pero la verdad es que da más emoción a la historia. A pesar de todo no se acostumbra a la absurda sensación de culpabilidad...total ¿qué más da? no es como si fueran personas reales o algo así...
Estira su cuerpo y suspira de nuevo mientras va hacia la cocina. No sabe por qué pero últimamente se encuentra muy cansada...tal vez esté incubando algo...
Debería descansar y tranquilizarse pero ahora mismo tampoco tiene tiempo, últimamente su vida es una carrera a contrarreloj...  
Piensa que debería salir un rato, tal vez quedar con alguna amiga y desahogarse de sus problemas, pero cuando quiere darse cuenta está sentada en el sofá...maldito cansancio...ya no recuerda la última vez que salió de su casa sin estar obligada a ello.
"¿Estás segura de que solo es cansancio?"
Se siente insegura y desanimada y suspira levemente...no sabe qué le está pasando...
"Algún día recordarás esto como el principio del final"
Sin saber por qué se imagina de nuevo la escena final de su novela, la chica herida de muerte en el bosque, y siente un instante de terror que le atenaza el corazón...se reprende a sí misma... ¡Qué narices le ocurre! como si fuera algo serio...solo es un cuento más...
“Una vida, una existencia entera. Construida para que parezca real...para que lo sea”
"Exacto... Tu vida entera...Sí, un cuento más"
 

jueves, 16 de abril de 2015

Últimos versos de un camino que aún está por empezar


Soplan vientos del cambio,
silban pidiendo libertad
y sé que este es el momento,
mi penúltima oportunidad.

Dejo que el viento alborote
los restos de mis alas rotas.
Ya no hay miedo al vacío
no puedo aceptar mi derrota.

Y sé que debo seguir
aunque ya no haya Norte.
No puedo volver atrás,
la verdad ya no se esconde.

Miro desde el tejado
las sombras de esta ciudad
fría del gélido viento,
oculta entre la oscuridad.

Y recuerdo buenos momentos
o no tan buenos quizás,
grandes planes inconclusos
y deseos de escapar.

Tú y yo en este tejado
al borde de la gran verdad
imaginando dar el salto,
fantaseando con volar.

Todo comenzó hace un año,
parece más en realidad
con un sueño compartido
y un futuro por crear.

Queríamos pintar las calles,
colorear la realidad,
vivir, aunque fuera a medias,
una vida de verdad

Nosotros ¡Pobres ilusos!
tan esclavos como los demás.
Cambiar el mundo solo a medias
hace que todo siga igual.

Soy yo la que he cambiado
y tú el que sigues igual
pero cuando te miro a los ojos
no parecen de verdad.

Tienes la mirada vacía
que tanto odie en los demás,
los mismos ojos cerrados
que ya no quieren mirar.

Parece que todo está bien
aunque todo siga igual,
para ti esto es suficiente
pero yo no aguanto más.

Vivo en una ciudad de colores,
hermosa jaula, quizá.
Y mis cadenas ya no pesan
pero no me dejan volar.

Si he de luchar de todas formas
luchare por mi verdad,

por todas las utopías
que algún día existirán

Si he de seguir mi camino
lo seguiré hasta el final
no me basta creer en sueños
quiero soñar la realidad.

Soplan vientos de cambio,
silban pidiendo libertad.
Abro mis alas al aire
y sé que voy a volar.

Mis cadenas son ahora polvo
¿O nunca fueron de verdad?
y mis pobres alas rotas
cubrirán la inmensidad.

Mis pies se levantan del suelo,
amanece al este ya.
Noto el aire en la cara
huele a sal y a libertad.

Mi grito de júbilo resuena
y sopla entre la ciudad,
último verso de un camino
que ahora va a comenzar.


Supongo que ya era hora...

Bienvenidos a este blog. Un lugar que con el tiempo espero que se acabe llenando de historias y, al mismo tiempo, de reflexiones.

He decidido crear este blog porque considero que la literatura debe de ser algo importante, una manera de expresarse y  parte en la vida de cada persona. Por esto quiero que la gente pueda conocer mis historias y espero que también las disfrute. También espero que puedan comentar y ayudarme a mejorar.

Porque supongo que ya era hora de crear este blog... y espero que os guste