lunes, 21 de septiembre de 2015

Y un día... Pero ojalá que no

Y un día se marchitará hasta la última brizna de hierba
y ya no le importará a nadie.
Porque será primavera en el Corte Inglés todos los días del año
y habrá estampados de flores de sobra
eso si,
sólo para quien pueda pagarlos.

No importará.
Porque ya no se podrán mirar las flores
sin ver cuanto cuesta el ramo.
Ni hablar de una persona
sin nombrar cuentas ni datos,
el color de su cartera
ni a quién pisan sus zapatos.

Los paisajes serán fotos trucadas
hechas desde cualquier "smartphone".
Y los amigos un like en facebook
y un contacto en base de datos.

Se reconocerá la verdad
por la definición del diccionario.
Y los ideales de libertad
cogerán polvo en estanterías
como conceptos literarios.

Ya no habrá normas
ni nadie se atreverá a un desplante.
Las ciudades serán jaulas
sin necesidad de barrotes.
Todos seremos carceleros,
y la policía vestirá de traje.

Las puertas no prohibirán entrar
ya no dejarán salir.
Y no habrá aduanas ni fronteras
porque no quedará a dónde huir.





domingo, 20 de septiembre de 2015

El poder de las palabras

Y hoy, en este mundo gris y rígido,
donde no queda sitio para nada.
Las personas, sin otras opciones,
sobreviven en las palabras.
En esas cosas tan pequeñas que a veces
parece que ya no cuentan nada.
En frases dichas a gritos,
en verdades susurradas.
Prensadas entre páginas de libros,
atrapadas en un cuerpo
porque deberían haberse dicho
y no se dijeron a tiempo.
Y palabras que no se callan
y se escurren entre los dedos.

Con tanta palabra ya dicha
ya no queda nada nuevo.
El aire se siente pesado,
se encharca el mundo y el tiempo.
Las palabras gotean como agua
se infiltran en el subsuelo,
en el corazón de las personas
para volver a contarse de nuevo.
Cada palabra pronunciada
forma su propio cuento
que cuenta el mundo a sus anchas
y sueña sus propios sueños.
Y dentro de un sólo mundo
hay millones de cuentos
contando su propia versión,
escribiéndose mientras viviendo.
Y, con más tiempo y palabras,
llegara el día que espero
El mundo no podrá ser real,
habrá menos verdad que sueños.
Y quedará una página llena
de cosas que ya se dijeron
y la vida no será ya vida
Solo será un cuento eterno.

La gente ya no vivirá el día
sino sus miles de anhelos.
Y habrá un millón de mundos
que cabrán en un mundo entero
con un lugar para todos
los que un día lo escribieron
en un mundo de páginas llenas
con la Historia de los tiempos.

Y siempre quedará tiempo para contar
la última página de ese cuento
o para darle la vuelta a la historia
ya en el último momento.
Poner el mundo del revés,
borrar la memoria hasta los huesos.
Renunciar al guión marcado
sin dejar que nos cuenten cuentos.
Y tener un mundo de página en blanco
limpio y puro de nuevo,
una hoja sin estrenar sobre la mesa
que espera un nuevo comienzo.
Y, si aún nos quedan fuerzas,
empezar a contar de nuevo.

jueves, 3 de septiembre de 2015

Nana a la Luna

Es una noche cualquiera 
y yo estoy despierta 
sentada a mi mesa
con la ventana abierta.

Ya tengo mis armas,
hoja y tinta fresca,
y quiero cazar palabras 
en la noche negra. 

Pero las palabras huyen 
y nunca se acercan.
Me esquivan dejando
mi hoja desierta.

Miro hacia el cielo 
el viento me despeina 
y la noche llora
sus lágrimas negras.

Las estrellas huyen 
aunque siempre regresan 
(la pluma gotea tinta
espesa como la brea)

¡Ya no quiero cazar palabras!
se burlan y me desprecian
Colgada del cielo brilla
una gran luna llena.

Vigila la noche
con mirada atenta
mientras teje sueños
con alas de seda.

Ella nunca duerme
por eso no sueña
Ni tiene deseos 
porque siempre los presta

Duerme, luna llena
no tengas vergüenza
(sobre mi hoja vacía 
brilla la tinta fresca)

Lunita que mengua,
duerme, hasta que amanezca
(mi frasco ya está vacío 
Pero las palabras vuelan)

Yo te prestaré mis sueños
y mis palabras sueltas
(La Luna me mira y sonríe,
sonríe y bosteza)

La noche se apaga 
y yo quedo despierta.
No tengo palabras 
ni necesitó de ellas.

Con pluma de plata
sobre mi hoja negra
escribe sus sueños 
una Luna nueva.