Y es que hay veces
en las que los pensamientos son
como pájaros con vértigo
que cierran las alas por miedo a caer,
como mariposas con alas de polvo
encogidas en sus capullos
y sin ganas de volar.
Son el silencio que se esconde
entre los puntos suspensivos
y los convierte en finales al final.
Pero, a pesar de todo,
la esperanza sigue ardiendo
con su llama verde
y humea entre los rescoldos.
Y, por muy extraño que parezca,
nunca se apagará
del todo.
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