domingo, 23 de agosto de 2015

Lobo

Aquel lobo seguía aullando
aunque sabía que ya no quedaba nadie que pudiera escucharle.
Porque de los bosques sólo quedaban tocones de árboles talados,
su manada había abandonado hacía tiempo
y había perdido incluso a su querida Luna
entre nubes con olor de contaminación.
Así que ahora aullaba a la ciudad,
a fin de cuentas era más brillante que su antigua Luna...

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