domingo, 26 de abril de 2015

Microcuentos


Alguien me dijo alguna vez que tengo la cabeza llena de pájaros ¡Cómo si yo no me hubiera dado cuenta ya!
Y es que sería imposible no darse cuenta. A veces arman un estruendo increíble, alborotan todo y ponen patas arriba mis pensamientos y recuerdos, pían a altas horas de la madrugada y son un verdadero estorbo.
Cuando esto sucede debo calmarlos alimentándolos con alguna locura o imprudencia, una palabra fuera de tono o un pensamiento fantasioso.
Sé que tengo pájaros en la cabeza pero la verdad es que no me preocupa, son bonitos y me hacen compañía en las horas bajas. Así que cuando alguien me dice eso le respondo con una mirada de lástima ¡Debe ser tan triste tener la cabeza vacía!
Así que yo cuido y mimo a mis pájaros y de vez en cuando los dejo salir para que estiren las alas. A veces tengo miedo de que se vayan y no regresen pero sé que esto debe ser así.
Porque los pájaros en mi cabeza tampoco quieren jaulas y deben ser libres para volar.


 
 
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Hace mucho tiempo los pingüinos fueron pájaros con alas de vivos colores que volaban en el cielo de la Antártida. Pero un día el frío viento del sur les robó sus alas para hacerse un abrigo de plumas y ahora visten luto por su libertad perdida.
 
 
 

martes, 21 de abril de 2015

La niña de la Luna


Hace ya demasiado tiempo, cuando la Luna iba viajando por el cielo, dio un pequeño traspiés en su viaje.
Yo llevaba viviendo en esa Luna una vida placentera y tranquila desde antes de que el mundo fuera mundo siquiera y aquello provocó el primer tropiezo de mi larga vida, con ese tropiezo di un paso en falso y caí hacia la Tierra.
En mi caída el fuerte viento tiró de mi gruesa capa de estrellas hasta arrancármela y su frío secó mis alas de pluma y me redujo a un pequeño ser encogido y aterido. Mi caída en aquel suelo fue tan dura que no pude evitar echarme a llorar, un mal comienzo para aquella nueva vida.
Viví mis primeros años sin darme ni cuenta, ofendida y ofuscada por tener que pasarlos en aquel mundo frío, gris y triste.
En un mundo sin primaveras. Incluso ahora he vivido aquí diecinueve  inviernos, unos dieciocho veranos pero ni una sola primavera. El invierno congela las flores en sus capullos y el verano las achicharra sin piedad antes de que hayan tenido tiempo de brotar como es debido. Es tan triste...
Ese tiempo fue el más difícil. Sentía vergüenza de tener que vivir así, con lo que yo había sido, sentía añoranza de mi casa y sentía todavía más vergüenza de ser capaz de sentir...Así que, antes de que ese mundo me cambiara  decidí cerrar los ojos a él. Mantuve abiertos los ojos de la cabeza pero cerré totalmente los del alma que son los realmente importantes y viví en un mundo de ensoñaciones de lo que había perdido para protegerme de este otro mundo. Demasiado extraño. Sucio. Donde nadie puede volar salvo los pájaros y  todos deben vivir arrastrándose para sobrevivir, luchando cada paso y cada aliento.
Pero a pesar de todo, en mi cabeza y con el tiempo comenzaron a arraigar semillas y a crecer y dar sus frutos: deseos, sueños... cosas que yo no había conocido nunca antes y que me habrían parecido estúpidas. Así yo también tuve que crecer para dar cabida a  aquellas malas hierbas ¡Qué deshonra! Tener que crecer... ¡Yo, que llevaba siendo niña durante siglos!
Por esto hace (demasiado) poco tiempo, cuando ya fui casi adulta y demasiado mayor para esas niñerías tuve que dar por terminada mi rabieta y abrir con cautela uno de los ojos del alma. Lo que vi me dejó tan sorprendida que desperté de golpe y porrazo a esta realidad y ahora llevo esos ojos siempre abiertos, incluso cuando los otros descansan.
Ahora vivo en este mundo mientras la Luna vaga oculta. Observo todo y trato de comprender. También sigo soñando pero con los ojos abiertos porque es la única forma de no perder el Norte y trato de mantenerlo en secreto porque aquí no está bien visto soñar despierta.
Durante el día vivo, intento aprender y, cuando siento demasiada nostalgia, fabrico alguna primavera fugaz. Que nunca llega a crearse del todo y se marchita antes de florecer, pero deja un suave olor en mi piel.
Pero por las noches, cuando la Luna está muy alta en el cielo y me sirve de guía, cierro los ojos para concentrarme mejor y abro de par en par los del alma. Allí fabrico unas alas nuevas en sustitución de las que perdí y a falta de otro material las hago de sueños.
De sueños que paso a palabras y escribo en papel para hacerlos más fuertes, de imágenes grabadas a fuego en mi retina que pinto sobre ellos con lo poco que tengo a mano. Sé que son alas endebles pero, a falta de nada más las recubro con vivencias y sorpresas a modo de pegamento y con el tiempo se hacen cada vez más grandes. Sé que algún día cubrirán toda la tierra y entonces podré regresar.
A veces hago algún intento. Visto mis alas, me asomo a la ventana y echo a volar. Vuelo recto de cara a la Luna mientras la ciudad desaparece ahí abajo y me pierdo entre mares de nubes o me desespero con la calma chicha del viento del sueño.
Pero la Luna siempre sigue su camino antes de que yo pueda alcanzarla y entonces, perdida y sin rumbo, acabo encallando en las rocas de un mar de estrellas y aparezco como un náufrago en la mañana a orillas de una playa de sueños, de vuelta en la tierra.
Pero la verdad es que, en el fondo ahora ya no me importa igual que antes. Ahora que he aprendido a hablar con las mismas palabras que ellos y que para mí han empezado a tener sentido otras como nostalgia o soledad. Ahora que, en el fondo, soy tan humana que ya me da igual admitirlo porque no encuentro nada malo en ello.
Ahora algunas noches cojo mis alas y, en vez de elevarme, vuelo en vuelo rasante sobre los tejados y espió los sueños de las personas desde sus ventanas entreabiertas, me empiezo a dar cuenta de que ellos me importan.
Ahora que a veces fabrico primaveras por encargo y, gracias a eso puedo ver que hay gente que echa de menos la Luna tanto como yo, aunque nunca hayan estado allí.
Tal vez por eso y porque también he aprendido el significado de la palabra egoísmo (y no es uno que me guste) he decidido quedarme pero sin abandonar ni rendirme jamás.
He descubierto que las flores de la primavera prenden bien entre el cemento, en cualquier esquina donde haya algo de tierra e incluso en el alma y en la cabeza de las personas que lo permiten.
Porque ahora todas las noches hago vuelo rasante sobre los tejados y he aprendido a nombrar a la Luna en este idioma (ellos la pronuncian algo así como Libertad) y a llamarla entre susurros. Porque si yo me entrego a ella de esta forma sé que no me hará falta buscarla, que algún día me devolverá el favor y vendrá a mí. A nosotros.
Porque sé que este es el camino más difícil pero también el más justo. Sé que estoy luchando por un imposible, contra viento y marea y que eso será todo lo que podré hacer mientras viva aquí. Vivir una vida dura en un mundo gris pero lleno de luces, una vida que valdrá la pena...como la viven todos los humanos ¿Por qué será que ya no puedo sentir vergüenza de ello?

 
 

domingo, 19 de abril de 2015

Solo un cuento más


Y ahora sé que ha llegado el final.
Y tal vez sea mejor así, mejor no tener que contar nada de esto porque sé que nadie creería ni una palabra...y tampoco es que les culpe...
Siento que la sangre resbala por mi pierna y mi visión se vuelve borrosa, me dejo escurrir hasta el suelo antes de que mis piernas dejen de sostenerme y, como siempre desde hace un tiempo las dudas vuelven a acosarme, cada vez más acuciantes conforme todo se va volviendo cada vez más extraño...no van a dejar en paz ni el último segundo de mi existencia.
Para escapar de ellas comienzo a recordar, dos años antes...una vida totalmente normal antes de que todo se volviera del revés.
Ahora que lo pienso con frialdad puedo darme cuenta de cuando las cosas comenzaron a cambiar...cansancio, fiebre...y después comenzaron los problemas, cosas...coincidencias, pequeñas "casualidades" demasiado extrañas como para ser casualidad como si alguien estuviera enredando los hilos del destino...y yo acabé totalmente atrapada en ellos...yo...que había vivido una vida totalmente normal hasta hace unos años, una vida que ahora que la recuerdo ni siquiera parece de verdad...realmente ni siquiera puede serlo, no puede ser real...
Después comencé a notar el cansancio, y algo más...era como si no pudiera elegir mis propias acciones, como si una especie de pereza decidiera por mi...al principio me reprendí a mí misma "estás paranoica, no es nada"...es extraño lo fácil que es cerrar los ojos a lo que no quieres ver...
Hace ya tiempo que acepté que no podría escapar de esto, que todo iba a terminar así. Cuanto más fuerzas ponía en dejar atrás mí destino, más implacable era aquella sensación, las cuerdas que me ataban. Más claro era que yo ya no podía elegir mi vida...que alguien decidía por mí.
Cuando vi que el peligro se acercaba hice un último intento y quise huir de la ciudad...ni siquiera llegué a salir por la puerta, a mover ni un solo músculo... la idea de escapar estaba ahí, pero no podía hacer nada para llevarla a cabo...aquello fue de alguna manera mucho más aterrador que saber que iba a morir...me quedé allí sentada, queriendo llorar, queriendo gritar...sin poder hacer nada de eso.
Casi al mismo tiempo empezaron los sueños, tan nítidos, tan claros...veía a una chica joven de unos veinte años, sentada delante de un ordenador...siempre despertaba antes de poder ver lo que estaba haciendo...
Se que ese sueño es algo más ¡Es algo más! y también se que esa es una de las dudas que me llevaré a la muerte...aquí...totalmente empapada por la lluvia, tirada en el suelo húmedo y frío de un bosque pienso que no me importaría morir si por lo menos pudiera encontrar respuestas...no me importa morir...no puede importarme después de la certeza que me lleva torturando durante días...todo da igual porque ¡Nada de esto es real! Ni estos últimos años imposibles ni tampoco el resto de mi monótona y normal vida...y eso me aterra mucho más que el saber que voy a morir, la certeza de que realmente nunca he vivido, de que no soy nada...                                                         
Otra pregunta imposible más... ¿Qué pasará con mi mundo? Tal vez esto exista solo en mi cabeza, se desvanecerá en la nada ¿Qué es un mundo cuándo pierde su sentido?
Noto que pierdo el sentido y mi vista se nubla...un último pensamiento flota en mi cabeza...sé que esto es la muerte.
                                                                          
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La línea del cursor parpadea en una pantalla del ordenador... un documento de Word abierto y lleno de palabras, la última frase "muerta sobre el frío suelo"...
Tal vez un poco ominoso de más, piensa ella sentada frente al ordenador...aunque teniendo en cuenta las últimas páginas, la chica muerta en un bosque...le parece un final apropiado. Suspira levemente mientras se levanta.
No pensó que fuera a tardar tan poco en terminar la novela...y mira que odia matar a sus personajes pero la verdad es que da más emoción a la historia. A pesar de todo no se acostumbra a la absurda sensación de culpabilidad...total ¿qué más da? no es como si fueran personas reales o algo así...
Estira su cuerpo y suspira de nuevo mientras va hacia la cocina. No sabe por qué pero últimamente se encuentra muy cansada...tal vez esté incubando algo...
Debería descansar y tranquilizarse pero ahora mismo tampoco tiene tiempo, últimamente su vida es una carrera a contrarreloj...  
Piensa que debería salir un rato, tal vez quedar con alguna amiga y desahogarse de sus problemas, pero cuando quiere darse cuenta está sentada en el sofá...maldito cansancio...ya no recuerda la última vez que salió de su casa sin estar obligada a ello.
"¿Estás segura de que solo es cansancio?"
Se siente insegura y desanimada y suspira levemente...no sabe qué le está pasando...
"Algún día recordarás esto como el principio del final"
Sin saber por qué se imagina de nuevo la escena final de su novela, la chica herida de muerte en el bosque, y siente un instante de terror que le atenaza el corazón...se reprende a sí misma... ¡Qué narices le ocurre! como si fuera algo serio...solo es un cuento más...
“Una vida, una existencia entera. Construida para que parezca real...para que lo sea”
"Exacto... Tu vida entera...Sí, un cuento más"
 

jueves, 16 de abril de 2015

Últimos versos de un camino que aún está por empezar


Soplan vientos del cambio,
silban pidiendo libertad
y sé que este es el momento,
mi penúltima oportunidad.

Dejo que el viento alborote
los restos de mis alas rotas.
Ya no hay miedo al vacío
no puedo aceptar mi derrota.

Y sé que debo seguir
aunque ya no haya Norte.
No puedo volver atrás,
la verdad ya no se esconde.

Miro desde el tejado
las sombras de esta ciudad
fría del gélido viento,
oculta entre la oscuridad.

Y recuerdo buenos momentos
o no tan buenos quizás,
grandes planes inconclusos
y deseos de escapar.

Tú y yo en este tejado
al borde de la gran verdad
imaginando dar el salto,
fantaseando con volar.

Todo comenzó hace un año,
parece más en realidad
con un sueño compartido
y un futuro por crear.

Queríamos pintar las calles,
colorear la realidad,
vivir, aunque fuera a medias,
una vida de verdad

Nosotros ¡Pobres ilusos!
tan esclavos como los demás.
Cambiar el mundo solo a medias
hace que todo siga igual.

Soy yo la que he cambiado
y tú el que sigues igual
pero cuando te miro a los ojos
no parecen de verdad.

Tienes la mirada vacía
que tanto odie en los demás,
los mismos ojos cerrados
que ya no quieren mirar.

Parece que todo está bien
aunque todo siga igual,
para ti esto es suficiente
pero yo no aguanto más.

Vivo en una ciudad de colores,
hermosa jaula, quizá.
Y mis cadenas ya no pesan
pero no me dejan volar.

Si he de luchar de todas formas
luchare por mi verdad,

por todas las utopías
que algún día existirán

Si he de seguir mi camino
lo seguiré hasta el final
no me basta creer en sueños
quiero soñar la realidad.

Soplan vientos de cambio,
silban pidiendo libertad.
Abro mis alas al aire
y sé que voy a volar.

Mis cadenas son ahora polvo
¿O nunca fueron de verdad?
y mis pobres alas rotas
cubrirán la inmensidad.

Mis pies se levantan del suelo,
amanece al este ya.
Noto el aire en la cara
huele a sal y a libertad.

Mi grito de júbilo resuena
y sopla entre la ciudad,
último verso de un camino
que ahora va a comenzar.


Supongo que ya era hora...

Bienvenidos a este blog. Un lugar que con el tiempo espero que se acabe llenando de historias y, al mismo tiempo, de reflexiones.

He decidido crear este blog porque considero que la literatura debe de ser algo importante, una manera de expresarse y  parte en la vida de cada persona. Por esto quiero que la gente pueda conocer mis historias y espero que también las disfrute. También espero que puedan comentar y ayudarme a mejorar.

Porque supongo que ya era hora de crear este blog... y espero que os guste