Y no se porqué
pero desde siempre el ser humano ha soñado con volar
aunque desde pequeños se empeñen en mantenernos atados a la tierra.
Y con el tiempo algunos olviden mirar al cielo. Al cielo y al suelo.
Olviden mirar más allá de sus narices.
Siempre ha soñado con volar pero cuando al fin lo consiguió olvidó despegar los pies del suelo y seguir su camino.
Estaba acostumbrado a vivir siguiendo sus líneas. Y allí no había nada.
Así que las creó.
Y es que hay gente que es capaz de inventar limites y caminos marcados hasta en el propio cielo.
Y esperan que los demás los acepten y decidan seguirlos.
Enseñan a marchar por ellos hasta que no se puede sentir la diferencia entre lo que debería ser volar y pisar el suelo.
Hasta que ya no se puede distinguir donde acaba el camino y donde empieza la libertad.
Y no parece que quede más que un camino, ancho como una vida, pero camino al fin y al cabo.
Y ya no sirva de nada soñar mirando al cielo porque sólo se es capaz de ver lineas
Rectas como las estelas de los aviones.
Ni pensar en salir del camino.
Sólo para ver como es no pisar suelo seguro.
Porque nadie a enseñado a tu cabeza cómo es eso de volar
Y tal vez haya llegado el momento
de intentar aprenderlo por nuestra cuenta.
De abandonar las alas de papel que pesan como plomo
seguir con los pies en la tierra.
Y volver a mirar al cielo.
Hasta que seamos capaces de soñar sin ver líneas marcadas.
Sin sentir miedo al vértigo.
Y volar por primera vez de verdad
Aunque los pies sigan tocando el suelo.